
Francisco Villarrubia es un profesional del área de la gestión hipotecaria y la externalización de servicios financieros. Licenciado en Derecho y posgrado como Especialista en Derecho Europeo, ha desarrollado la gran mayoría de su carrera profesional en Qipert. Gracias a su esfuerzo y dedicación en estos diez años, actualmente ocupa el puesto del director de la línea de negocio de hipotecario, desde donde dirige y coordina el servicio que esta área presta a las entidades financieras.
-¿Cuáles son tus principales objetivos como director de la línea de hipotecario?
Nuestro principal objetivo es la mejora continua de los procesos. El sector financiero ha sufrido grandes cambios en los últimos años, y aunque la tramitación hipotecaria tradicional se mantiene, la experiencia y nuestros clientes nos han demostrado que hay nuevas oportunidades de mejora en todas las fases del proceso y que hay que reinventarse cada día.
-¿Y tu reto preferente?
Alcanzar, precisamente, los niveles de calidad que requieren nuestros clientes en cada uno de los proyectos que manejamos. Los indicadores por los que miden nuestro servicio las entidades financieras se redefinen continuamente y el nivel de exigencia es cada vez mayor, fomentando la competencia entre proveedores, por lo que es fundamental que contemos con los mejores profesionales y herramientas de control que nos permitan un seguimiento riguroso de cada hito, centrándonos en la calidad y la excelencia del servicio.
-Dispones de más de 200 personas a tu cargo. ¿Qué es lo más complicado de gestionar tantos profesionales?
Gestionar personas es lo más complicado y a la vez lo más estimulante de este trabajo. Hipotecario es una de las líneas de trabajo más consolidadas en Qipert y contamos con un equipo humano excepcional, con un nivel de implicación, profesionalidad y conocimiento del servicio envidiables. Efectivamente son muchas personas y resulta casi imposible dedicar a todas ellas el tiempo que me gustaría, pero creo que la clave está precisamente en esa palabra: personas. Hay que entender que todos somos diferentes y podemos aportar con nuestra visión y esfuerzo de muy diferentes formas, y esa diversidad nos enriquece a todos. Las herramientas, infraestructuras y órganos de control son fundamentales, pero son las personas que la componen lo que realmente marca la diferencia entre unas compañías de servicios y otras, y en ese sentido, cuento con un equipo de extraordinarios responsables de proyecto que me facilitan enormemente la gestión de tantos buenos profesionales.
-¿Qué valores destacarías de Qipert?
Puede que ya parezca un tópico decirlo, pero destacaría la capacidad de adaptación. Toda la compañía tiene una clara vocación de servicio, muy orientada al cliente, lo que nos ha permitido adaptar nuestros modelos de trabajo a los requerimientos de las entidades financieras en cada momento, creando nuevas líneas de negocio y participando en la definición e implementación de los servicios de la mano de los clientes.
-Llevas más de diez años en la compañía. ¿Cuál dirías que es el principal cambio al que se ha enfrentado Qipert en este tiempo?
Los cambios son una constante en el ámbito financiero, y en estos años hemos pasado por etapas de crecimiento del sector, de recesión, recuperación, etc. y en todos ellos Qipert ha ido creciendo como compañía, consolidándose en el mercado y expandiendo sus servicios. En mi opinión, este crecimiento y adaptación continuos han sido la clave para que la compañía no sólo haya subsistido, sino que se haya posicionado entre las empresas líderes del sector.
-¿Y el departamento de hipotecario que ahora lideras?
La profesionalización del sector, donde ya no basta con realizar las gestiones de manera rápida y eficiente, sino que el servicio se ha desgranado hasta analizar en detalle cada subproceso en busca de sinergias y oportunidades de mejora, y el nivel de exigencia se ha multiplicado exponencialmente.
-¿Cómo ves el futuro del departamento de hipotecario?
Aunque la línea de negocio está plenamente consolidada y las previsiones a medio plazo son de crecimiento, el modelo tradicional se ha quedado obsoleto. Para afianzar el servicio actual y acceder a nuevos clientes será necesario que seamos proactivos en el análisis del servicio y apliquemos la innovación a la mejora del proceso.
-¿Crees que será necesario realizar cambios a corto plazo?
En los procesos, no sólo a corto plazo, sino de manera diaria. Ya no es suficiente con hacer las cosas igual de bien que ayer, sino que es necesario hacerlas aún mejor, y mañana ya será tarde.
En dos palabras
¿Qué talento desearías tener?
Ahora mismo, el de encontrar rápidamente una respuesta ingeniosa a este tipo de preguntas. ¿No vale? Pues entonces el de provocar sonrisas.
¿Cuáles son las palabras que más usas?
Me gustan mucho las palabras, así que en el ámbito profesional me quedo con las relacionadas con la comunicación: escuchar, entender y preguntar.
¿Tu músico favorito?
Imposible elegir sólo uno. En general, casi cualquier cosa que suene ochentera ya me suena bien, y cosas tan variadas como los Secretos, Rolling Stones, Serrat, Hombres G, Diego Ojeda, Queen, Fito, Bowie, Loquillo, M-Clan, Police o Antonio Flores… pero si hay que elegir sólo uno, supongo que me quedo con el maestro Sabina.
¿Un libro que recomendarías?
También complicado seleccionar… me iría a algún clásico, pero lo que más leo últimamente son cuentos a mi hija, así que escojo alguno más infantil, como ‘Alicia’ o ‘Momo’, para aprender a ver las cosas desde el otro lado del espejo y a valorar el tiempo.
¿Tu plato preferido?
El que esté en la mesa. Si va aderezado con un par de cervezas y buena compañía, ¡menú gourmet!
¿Lugar ideal para perderte en vacaciones?
Cualquiera en el que realmente pueda perderme. Y si no mi pueblo, oculto en los recónditos montes de Soria. Allí difícil que me pierda, pero seguro que más aún que me encuentren…
¿Qué te hace reír?
Lo mismo que a cualquiera: alguien enfrente que se ría conmigo.
¿Un momento de felicidad?
Algún sabio dijo que la felicidad sólo puede ser tal si es de manera intermitente, así que me vale cualquiera de esos ratos que se comparten inesperadamente con alguien especial.